sábado, 11 de junio de 2011

El Che en el recuerdo de un santaclareño


José Rodríguez tiene un recuerdo particular del Che: primero la voz severa del regaño y luego el fuerte abrazo del triunfo

Pepe -como le dicen casi todos- era miembro del movimiento 26 de Julio en la ciudad de Santa Clara. Encontrándose la columna 8 Ciro Redondo en el Escambray, se le indica subir el macizo montañoso porque el Che debía hablar con él.

Al llegar al Pedrero se presenta de la siguiente manera: -Comandante, usted me mandó a buscar, yo soy de la Texaco (compañía petrolera norteamericana que tenía inversiones en Cuba).

A lo que el Che hoscamente le dice: - Yo no he mandado a buscar a nadie de la Texaco, puede irse.

Cuenta José que poco a poco pudo explicarle que trabajaba en esa empresa, pero que pertenecía al movimiento revolucionario. Asegura que a pesar de aclarar la confusión sintió durante horas la mirada severa y profunda del Che, “la voz cuajada y con acento argentino, nunca se me ha olvidado. El regaño implicaba una cuestión de principios, de convicciones”.

Días después, ya en la toma de Santa Clara, se vuelven a ver. José confiesa que en esa ocasión el encuentro tuvo otro matiz.

“Mi pelotón estaba luchando por el extremo opuesto al Tren Blindado y debía ir a dar el parte de la acción. El Che recibía la información, yo tenía reservas. Estábamos a las puertas del triunfo, era cuestión de minutos, había euforia”, recuerda como si volviera a sentir el olor a pólvora, el tableteo de ametralladoras y los disparos finales de la batalla que en diciembre de 1958, dirigió Guevara en la central ciudad cubana.

“Al verme me abraza, en ese instante creí que no me había conocido, pero el apretón era demasiado fuerte para ser casual, después me di cuenta que sabía quien yo era”, dice y es perceptible en su rostro que se conmueve al evocar el pasaje.

“Cuando años más tarde lo escuché decir ‘al imperialismo no le podemos dar ni un tantito así…’ recordaba aquella lección. Yo no era de la Texaco, era del 26 de Julio y él no permitía el menor desliz, porque estaba convencido de cómo actuar”.

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